CONFERENCIA: LA CIVILIZACIÓN MICÉNICA / PROFESOR JUAN PIQUERO / FUNDACIÓN JUAN MARCH / LINK MES DE JUNIO 2022

La cultura micénica se desarrolló durante el Heládico tardío (1550 – 1050 a. C. aprox.) en diferentes zonas de la actual Grecia, pero principalmente en la región de la Argólida, dentro de la península del Peloponeso. No se sabe a ciencia cierta si hubo una capital o un verdadero centro de poder, pero se le suele atribuir a Micenas un rol de liderazgo en aquella civilización. Buena parte de su fama la debe a la Ilíada, pues es una de las pocas fuentes donde aparece mencionada.

Según Homero, Micenas era el hogar del mítico héroe Agamenón, jefe de los aqueos en la Guerra de Troya. También habla de ella el historiador y viajero del s.II Pausanias, quien relata el mito de su fundación por parte de Perseo. Lo cierto es que lo poco que se sabe de Micenas y su cultura proviene de unos pocos textos muy posteriores a su existencia, de los vestigios arqueológicos y de las tablillas de escritura Lineal B, descifradas en 1952.

Los restos más antiguos hallados en Micenas indican que pudo estar habitada ya en el s. XVII a. C., aunque su época de máximo esplendor se daría entre 1350 y 1200 a. C. Hacia el 1150 a. C. la ciudadela se encontraba parcialmente destruida (invasiones dorias, desastres naturales, colapso de su sistema económico…) y en el 1100 a. C. fue abandonada. Micenas repuntó tímidamente en periodos posteriores, pero se sabe que en el s. II ya estaba en ruinas.

Los restos de Micenas fueron bastante conocidos durante siglos, pero no se realizó una excavación en condiciones hasta 1841, cuando Kyriakos Pittakis restauró la Puerta de los Leones. En 1876 el famoso arqueólogo Heinrich Schliemann descubrió el “Círculo de tumbas A”, donde creyó encontrar los restos de Agamenón. Estudios modernos demostraron que aquellos vestigios eran muy anteriores, pero en cualquier caso los numerosos tesoros encontrados por Schliemann tienen hoy un valor incalculable.

Las ruinas de Micenas se esparcen por una pequeña colina al pie de dos montañas más altas. Con una misma entrada podemos visitar tres espacios: el Tesoro de Atreo, la ciudadela y el Museo Arqueológico de Micenas. Para realizar el total de la visita recomendamos reservar un mínimo de 2 horas.

Ubicada a unos 500 metros al sur de la ciudadela de Micenas, esta enorme tumba o tholos fue construida entre 1350 y 1250 a. C. Por su aspecto monumental y sus dimensiones se cree que debió ser lugar de enterramiento de grandes soberanos. El Tesoro de Atreo se conoce también como “Tumba de Agamenón”, aunque no hay evidencias de que él o su padre fuesen sepultados allí. Sea como fuere, hoy el Tesoro de Atreo es uno de los monumentos micénicos más importantes.

El conjunto central del yacimiento se corresponde con los límites de la antigua acrópolis de Micenas, rodeada por una muralla ciclópea, y varias ruinas en las inmediaciones. Hay una única entrada y el recorrido turístico está señalizado mediante grandes carteles con la ubicación y descripción de los lugares destacados (en griego e inglés). El primero de ellos, y el más importante, es la archiconocida Puerta de los Leones, construida hacia el 1250 a. C.

Conservada durante el paso de los siglos a la vista de todos, esta puerta fue la entrada principal de Micenas a partir del siglo XIII a. C., cuando se llevó a cabo la mayor ampliación de la ciudad. El elemento más característico de la puerta es el relieve de dos leonas cuyas cabezas no sobrevivieron al paso del tiempo. Después de cruzarla, en seguida encontraréis a mano derecha el Círculo de Tumbas A, otro lugar de suma importancia.

Esta antigua necrópolis, reservada para la realeza, fue el lugar donde Schliemann creyó haber encontrado los restos de Agamenón, incluyendo su famosa máscara funeraria. Sin embargo, más tarde se supo que los esqueletos y el ajuar funerario hallado en el Círculo A pertenecían al s. XVI a.C., mucho antes de que el mítico rey naciera. Buena parte de esos tesoros, incluyendo la máscara, se encuentran hoy en el Museo Arqueológico Nacional de Atenas.

Siguiendo el recorrido podréis ver los escasos restos de algún templo, del palacio con sus propileos, del centro de culto y de otros edificios de la acrópolis. Queda muy poco de ellos y hay que echarle bastante imaginación, pero sí se conserva algo mejor la cisterna y parte del ancestral sistema de conducción de agua, toda una obra de ingeniería para la época.

Tras finalizar el recorrido por las ruinas, los carteles os invitarán a bordear la ciudadela en dirección a la salida. En el camino os encontraréis con el Museo Arqueológico de Micenas, que encierra en sus tres salas un gran número de tesoros: vasijas, máscaras y estelas funerarias, joyas, figuras votivas y hasta los fragmentos de un fresco del 1250 a. C.

FUENTE:  sitio web en Internet del portal "LOSAPUNTESDELVIAJERO.COM" ->  https://www.losapuntesdelviajero.com/visitar-micenas-grecia/